2008
En mayor o menor medida todos hemos sido alguna vez noctámbulos. Hemos preferido permanecer despiertos, no dormir y adentrarnos en la noche como quien accede a un desván lleno de sorpresas y misterios. La noche es un tiempo o un lugar contradictorio.
Unas veces aporta clarividencia. Los prejuicios se disipan y se ve todo más claro. Nos sentimos más lúcidos, más abiertos a la intuición y comprendemos la verdad. Parece necesario que afuera esté oscuro para que la luz interior se encienda.
Otras veces, en cambio, la oscuridad permite dejar volar en exceso la imaginación y entonces la irrealidad o el sueño nos vencen, alejándonos de la verdad que tanto anhelábamos. Como una ensoñación que se distancia y, -por mucho que extendamos el brazo-, jamás lograremos retener.
En cualquier caso la noche invita a desvelar secretos, confidencias, intimidades. Como resultado, hacemos y decimos cosas que, tal vez, no haríamos ni diríamos durante el día; al menos no de la misma forma ni con la misma intensidad. Para bien o para mal las cosas se magnifican por la noche. Si lo pensamos bien, muchas de las palabras más importantes y reveladoras que hemos intercambiado durante nuestra vida, han sido pronunciadas de noche. Al menos así ha sido en mi caso.
Por eso me he propuesto resaltar en este poemario algunas de las conversaciones nocturnas que las personas tenemos en las distintas etapas de la vida. He escrito sobre determinadas situaciones que invitan a la conversación y también sobre la conversación en si misma. A veces una palabra, un susurro o un pequeño detalle me han servido de excusa para iniciar un poema.
Conversaciones contadas desde distintos puntos de vista: ya sea el de la persona que habla, el del oyente, el de un mero espectador o el de un participante en el diálogo. En ocasiones reflejando directamente la conversación y en otras describiendo tan sólo el ambiente en el que se desarrolla.
En definitiva, un recorrido por la vida, intentando reflejar algunos de los intereses, preocupaciones, pensamientos, deseos, experiencias, etc de cada época. Desde la Infancia hasta la Vejez, pasando por la Adolescencia, Juventud, Madurez y acabando en Fantasmas, después de la muerte. Obviamente esta última parte es una fantasía, una suposición porque ¿acaso alguien sabe lo que ocurre cuando se traspasa esa frontera?.
A mí me gusta pensar que la conversación nunca se acaba.
Arantza Larrauri. Septiembre, 2008
Mercedes Rodríguez Méndez (Mer) nació en Icod de los Vinos, en la parte norteña de la isla de Tenerife, el 13 de Octubre de 1974.
Desde edad muy temprana, Mer demostró su faceta artística dibujando caricaturas y paisajes al aire libre. Compartía la misma afición que su abuela, que pintaba cuadros al óleo. De hecho, su primer pincel fue un regalo de su abuela paterna, por quien sentía una gran admiración.
Tras finalizar sus estudios en el colegio, ingresó en la Escuela Oficial de Bellas Artes de Fernando Estévez de Santa Cruz de Tenerife donde estudió durante 4 años especializándose en Publicidad.
En el año 2000 se traslada a Bilbao donde actualmente reside.
Su carrera profesional se ha desarrollado fundamentalmente en los campos del diseño gráfico, el diseño web y la ilustración, siendo el campo de la ilustración aquel en el que más quiere incidir en el futuro por permitirle mostrar su parte más creativa y artística.
Las doce ilustraciones originales que Mer ha creado para el poemario Conversaciones Nocturnas las ha realizado a plumilla y acuarela.
La edición en formato papel está agotada.
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